Madrid — Un joven ha resultado atrapado entre el vagón y el andén en una estación del Metro de Madrid tras intentar subir al convoy en el último momento. A diferencia de otros casos similares, el suceso no tuvo lugar en una estación curva, sino en una completamente recta, lo que ha reavivado el debate sobre la seguridad en el suburbano madrileño.
Los hechos ocurrieron cuando el chico, al ver que las puertas del tren estaban a punto de cerrarse, aceleró el paso e introdujo el pie en el reducido hueco existente entre el coche y la plataforma. Perdió el equilibrio y cayó, quedando encajado de cintura para abajo bajo el vagón, con el torso y la cabeza aún visibles en el andén.
Gracias a la rápida reacción del maquinista, que detuvo el tren antes de que este iniciara la marcha de forma automática, se evitó un desenlace trágico. Minutos después, personal de seguridad y operarios de Metro de Madrid intervinieron y consiguieron liberar al joven sin que presentara heridas de gravedad.
El incidente fue grabado por varios testigos y difundido en redes sociales, generando un gran número de reacciones. Las imágenes muestran con claridad la peligrosidad de una acción tan cotidiana como intentar subir al tren a toda prisa.
Un riesgo que no depende de la curva
Tradicionalmente, Metro de Madrid advierte a los usuarios mediante mensajes de megafonía del peligro de introducir el pie entre el coche y el andén, especialmente en estaciones curvas, donde el espacio entre ambos es mayor. Sin embargo, el hecho de que esta estación fuera recta desmonta esa asociación y pone el foco en un riesgo presente en toda la red.
El suceso ha despertado preocupación entre los usuarios y especialistas en movilidad, que piden revisar las medidas de prevención y seguridad existentes, así como reforzar las campañas de concienciación.
Seguridad y responsabilidad compartida
Desde Metro de Madrid no se han emitido comunicados oficiales hasta el momento, pero fuentes cercanas al suburbano han confirmado que se trató de un accidente aislado, resuelto sin consecuencias graves gracias a la intervención inmediata del personal.
Este incidente reabre la reflexión sobre la seguridad en el transporte público y la responsabilidad de los usuarios. Correr para no perder el tren puede parecer una decisión inocente, pero en situaciones como esta, queda claro que puede poner en riesgo la vida.
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