La Audiencia Provincial de Madrid ha juzgado este viernes a un vigilante de seguridad que echaron presuntamente de un centro comercial de Fuenlabrada en el 2017 a dos chicos que estaban en actitud cariñosa sin cometer ninguna infracción. El auxiliar de servicios ha admitido en el juicio que había un “código rosa” que se utilizaba entre los miembros de seguridad para advertir de la presencia de parejas gays. La Fiscalía ha solicitado 18 meses de prisión para Iván G.A., y Francisco M.S.M por un delito de odio y pide para ellos 3.600 euros de multa e inhabilitación durante cinco años para profesiones u oficios educativos en ámbitos docentes o deportivos.
Iván G.A., el auxiliar de servicios acusado, ha explicado que, el día del presunto delito homófobo, un matrimonio se le acercó para decirle que dos personas “estaban besándose y magreándose en actitud inadecuada” y le exigió que avisase a sus superiores. Para dar el aviso, el auxiliar ha afirmado que utilizó la expresión “código rosa”. Este término, en palabras del acusado, “se utiliza para hablar de dos personas del mismo sexo”. Las víctimas han alegado que no hacían nada fuera de lo normal. “Nosotros íbamos agarrados de la mano paseando y viendo escaparates como cualquier pareja y, tras besarnos, se nos acercó diciendo que estábamos faltando él respecto a las familias que había”, han recordado.
El acusado ha narrado que se acercó a los jóvenes y que tan solo les llamó la atención, ante lo que ellos le recriminaron “si tenía algún problema con los homosexuales”. En todo momento ha negado que les cogiese del brazo para expulsarles del centro de ocio y ha afirmado que “no se rió de ellos”. Asimismo, ha declarado que “hubiese actuado igual con una pareja heterosexual” pero que, sin embargo, no existe ningún código para ellos. El jefe de Seguridad del centro, que no se encuentra entre los imputados, ha apuntado que “jamás ha utilizado esos códigos” y que no sabía que su equipo lo hacía. “Lo correcto es dar descripciones de ropa”, ha dicho tras condenar la actitud de sus empleados.
Por su parte, Francisco M.S.M, el vigilante de seguridad acusado, ha relatado que él se encontraba en el cuarto de las cámaras y que observó cómo su compañero se paró ante la pareja y que los chicos no tuvieron actos violentos hacia su compañero, tal y como ha apuntado el primer acusado. Además, cuando el auxiliar le dijo que había expulsado a la pareja del centro comercial, éste le recriminó que eso no era su trabajo y recalcó que “en ningún momento” autorizó a Iván, a echarlos.
Las víctimas han relatado que en ningún momento se “magrearon”, algo que corroboran las imágenes de las cámaras de seguridad que se han proyectado, y han subrayado la humillación que sintieron cuando el vigilante los sacó del establecimiento y dijo: “ya he sacado a los dos sujetos”. También, han lamentado que ese día nadie saliera en su defensa, ya que había muchas personas que presenciaron el episodio. “Había mucha gente porque se produjo al lado de una terraza, pero nadie hizo nada. Fue un sentimiento de humillación, algo bastante duro. Nadie se levantó para parar lo que estaba pasando. Lo contamos en redes sociales para desahogarnos”, ha señalado. Por último, han querido hacer un llamamiento a los jóvenes que sufran cualquier discriminación para que “se levanten” y denuncien este tipo de situaciones homófobas.
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