
fuente. Los vigilantes de centros de menores se ven obligados a hacer tareas ilegales durante sus turnos de trabajo. El delegado de Alternativa Sindical, Gabriel Gómez, recuerda que no son funcionarios de prisiones, son vigilantes de seguridad privada y tienen muy marcado en la ley lo que pueden hacer y lo que no. Gómez cuenta que su trabajo consiste en vigilar que los menores no se fuguen e intervenir en caso de que haya algún problema entre los internos y los educadores. Pero estas no son para nada sus tareas diarias, sino que les obligan a cachear a los menores, acompañarlos al patio y llevarlos a las celdas, entre otras cosas.
"Algunos vigilantes se han negado, ya que es ilegal", cuenta Gómez, pero se arriesgan a ser despedidos. Lamenta que la conselleria mira a otro lado y no actúa acorde con la legalidad. Además, la situación en los centros es insostenible, dicen los vigilantes. Las fugas son constantes y las agresiones también. En centros como es Pinaret, explica Gómez, los motines son frecuentes y los vigilantes son los que tienen que lidiar con ellos.
"Los internos arrancan los marcos de las puertas, cogen un tenedor y ya tienen una lanza. Hemos pedido protecciones a la empresa para poder defendernos. A un vigilante le dieron con un grifo en la cabeza y le tuvieron que poner 20 puntos. La empresa se mofa de nosotros y nos dice que no necesitamos utensilios antidisturbios", cuenta gabriel Gómez.
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