El metro de Barcelona equipa a sus vigilantes con gel de gas pimienta tras más de 111 agresiones.

La seguridad en el metro de Barcelona ha sido motivo de preocupación en los últimos meses debido al aumento de incidentes violentos contra los vigilantes. Como respuesta, a partir de febrero, estos profesionales podrán llevar gel con gas pimienta, una herramienta diseñada para neutralizar temporalmente a los agresores y facilitar su retención.

Una medida contra la creciente violencia

Los vigilantes del metro enfrentan diariamente situaciones de peligro, desde puñetazos y patadas hasta agresiones con armas blancas. Uno de los casos más alarmantes ocurrió el pasado 21 de enero en la estación de Poblenou, donde un trabajador perdió un ojo tras ser atacado. Estas agresiones no son casos aislados, sino parte de un problema que se repite con frecuencia en el transporte público.

Según relatan los propios vigilantes, la falta de efectivos y los largos tiempos de espera hasta recibir apoyo agravan la sensación de inseguridad. Muchos de ellos deben actuar en solitario y, en situaciones críticas, pueden tardar varios minutos en recibir ayuda.

¿Cómo funciona el gel con gas pimienta?

El gel de gas pimienta es un compuesto químico que, al entrar en contacto con los ojos y las vías respiratorias, provoca irritación intensa e incapacita momentáneamente al agresor. Su uso permitirá a los vigilantes ganar tiempo para reducir a una persona violenta sin recurrir a la confrontación física directa.

Esta herramienta se ha implementado en otras ciudades con buenos resultados y está considerada un método de defensa eficaz, siempre que se use en situaciones de riesgo real y con una correcta formación.

¿Una solución suficiente?

Si bien la incorporación del gel con gas pimienta puede mejorar la seguridad de los vigilantes, muchos profesionales del sector consideran que no es la única medida necesaria. Aumentar la plantilla y mejorar la coordinación de los equipos de seguridad seguiría siendo clave para reducir la exposición a situaciones peligrosas.

El metro de Barcelona registró el año pasado más de un centenar de agresiones a su personal de seguridad, una cifra que refleja la necesidad de mejorar la protección de quienes velan por la seguridad en el transporte público. Ahora queda por ver si esta nueva herramienta ayudará a contener el problema o si será necesario reforzar aún más las medidas de seguridad en el suburbano de la ciudad.

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