Prosegur deja sin cubrir más de 65.000 horas de seguridad en ADIF y el Metro de Barcelona: ¿hasta cuándo la impunidad empresarial?
Por Carlos Serrano – Seguridad y Empleo
En un sector donde la presencia lo es todo, Prosegur —una de las grandes empresas de seguridad privada en España— ha dejado sin cubrir más de 65.000 horas de servicio solo en los dispositivos de seguridad de ADIF y del Metro de Barcelona en el último año. Así lo ha denunciado el sindicato ADN Sindical, basándose en datos contrastados. Y la cifra no es un error. Es una omisión continuada, generalizada y profundamente irresponsable.
Un déficit que no es anecdótico
El problema no se limita a “algunas bajas” o “problemas de cuadrantes”. Solo en el Metro de Barcelona, más de 40.000 horas no han sido cubiertas, lo que equivale a entre 20 y 50 vigilantes menos cada mes, según las cuentas sindicales. Se habla de Prosegur, pero también de Securitas, que en menor medida también deja turnos sin cubrir.
Estas cifras no solo representan una grave merma en la seguridad de infraestructuras críticas. También revelan una gestión deficiente de recursos humanos, una planificación negligente, y, lo que es peor, una tolerancia institucional hacia empresas que incumplen los contratos firmados con la Administración.
¿Quién paga las consecuencias?
- Los ciudadanos, que viajan en instalaciones con menor protección, en un contexto donde las agresiones, robos y actos vandálicos han aumentado.
- Los propios vigilantes, obligados a doblar turnos o cubrir huecos con medios insuficientes, bajo una presión que roza el límite de lo legal y humano.
- El Estado, que sigue pagando contratos millonarios a empresas que no cumplen con los servicios pactados.
Mientras tanto, los concursos públicos continúan premiando la oferta económica más baja, dejando en segundo plano la calidad del servicio o el bienestar del personal.
¿Qué hace la Administración?
La falta de sanciones contundentes demuestra la connivencia o la dejadez de las instituciones públicas ante estas prácticas. ¿Qué pasaría si fuera un servicio sanitario o de transporte el que incumple con semejante volumen de horas?
Prosegur cuenta con su propia academia de formación, tiene capacidad logística y estructura suficiente para cumplir con sus compromisos. Entonces, ¿por qué no lo hace? La respuesta está en el modelo de negocio basado en recortes y precariedad.
¿Qué se necesita?
- Auditorías públicas reales y sanciones ejemplares por cada turno descubierto.
- Que los pliegos de licitación dejen de premiar solo el precio, y exijan ratios mínimos de cobertura real.
- Transparencia en los datos: que las horas descubiertas dejen de ser un secreto corporativo y pasen a ser un indicador público de calidad del servicio.
- Ampliación de plantillas con contratos dignos y estables. No se trata de cubrir con “eventuales de fin de semana”, sino de recuperar la profesionalización del sector.
Conclusión
El caso de Prosegur no es una anécdota, es un síntoma. Mientras el sector de la seguridad privada siga siendo el cajón de sastre para recortes, licitaciones a la baja y explotación silenciosa, la seguridad pública seguirá debilitándose.
Y la pregunta es: ¿vamos a seguir normalizando esto?
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