“Mi nombre es Gaina Ioan Toni, ex agente de Policía rumano. Bienvenidos a Barcelona, una ciudad magnífica, maravillosa, pero donde desafortunadamente el gran número de turistas extranjeros está ‘tirando’ una cantidad de ladrones. La Policía española es muy eficiente pero el coraje y la experiencia de los ladrones es increíble, de este modo, los ladrones atacan a centenares de víctimas cada día. Llama con confianza a un experto para combatir a los ladrones. Ofrezco mis servicios para garantizar vuestra seguridad y así poder disfrutar de la estancia en esta bella ciudad, por el tiempo que vosotros necesitéis”.

A continuación, este ex policía rumano coloca su número de teléfono para que los interesados puedan contratar sus servicios.
Para que este servicio sea un negocio legal, tendría que pertenecer a una empresa concreta, según la ley de Seguridad Privada. Fuentes del sector aseguran que este tipo de acciones suelen ser de "carácter ilegal" y suponen un "intrusismo" perjudicial. Los vigilantes de seguridad o escoltas privados deben, por lo tanto, obtener la certificación acreditativa.
Sindicatos como CSIF han denunciado en múltiples ocasiones la falta de personal en la Guardia Urbana -la policía municipal de Barcelona- ante la creciente peligrosidad de la ciudad. "CSIF pidió por activa y por pasiva que se dotara a la Guardia Urbana de material operativo y formación para afrontar las distintas situaciones que vienen dándose en la ciudad", recuerda un portavoz.
El sindicato asegura que se "necesita con urgencia" un sistema de seguridad basado en un modelo de policía "integral" con el que se pueda responder al aumento de peligrosidad de la Ciudad Condal.
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